The Futurecast: Liberando el poder comunitario para la transformación de negocio
Insights | 25 junio, 2024
En esta conversación entre Fleur Praetorius, Matías Rodriguez, Saskia Hinger y Sebil Gülkanat de Studio Banana, exploramos la naturaleza y el poder de las comunidades para desencadenar la transformación empresarial en base a nuestras experiencias recientes en diferentes industrias.
Resumen de un minuto
1 Organizaciones versus comunidades. Desvelando su verdadera naturaleza.
2 El ciclo de vida comunitario: un viaje “impredecible” lleno de oportunidades.
3 Construyendo comunidades: cómo abordar el desafío intergeneraciona.
4 Diseño espacios de trabajo para la activación comunitaria: la inspiración es clave.
5 Achicando la brecha digital: es hora de crear momentos de calidad.
6 Midiendo el éxito de una comunidad: ¡haga las preguntas correctas!
1. Desvelando la anatomía de una comunidad
Cada vez somos más conscientes del papel clave que tienen las “comunidades” para la configuración de una cultura laboral próspera. Pero si realmente queremos fomentar la cohesión social, promover el bienestar colectivo e impulsar eficazmente la transformación de negocio, resulta clave comprender su verdadera naturaleza y dejar de etiquetar cualquier proyecto organizacional como “comunidad”. Más que la mera convivencia de un grupo de personas en un mismo espacio o un grupo virtual de “Teams” que se une de 8 a 17 horas, su esencia se nutre de valores compartidos, experiencias colectivas, confianza mutua y una necesidad de pertenencia.
En un espectro entre estructuras organizativas más tradicionales, como equipos de proyecto y comunidades, las diferencias entre organizaciones y comunidades son sustanciales: mientras que las primeras suelen seguir estructuras jerárquicas de arriba hacia abajo dictadas por protocolos predefinidos, las segundas prosperan en entornos democráticos de abajo hacia arriba, en los que cada miembro experimenta una sensación de empoderamiento y un cierto nivel de autonomía y libertad. Este dinamismo inherente y espontáneo no puede extrapolarse artificialmente: para encender este motor, debe haber una motivación intrínseca: un movimiento “de adentro hacia afuera” impulsado por las visiones compartidas de individuos dispuestos a contribuir a una causa común.
Muchas organizaciones exitosas incorporan elementos de todo el espectro. Por ejemplo, los enfoques ágiles y las estructuras planas promueven la autonomía y la colaboración, las visiones compartidas fomentan motivación y compromiso que son la base del empoderamiento vivido, al tiempo que mantienen una cierta estructura jerárquica para la toma de decisiones estratégicas.
2. Navegando los ciclos de vida de una comunidad
Por su naturaleza fluida, ser parte de una comunidad implica embarcarse en un proceso dinámico; un viaje incontrolable que también puede llegar a su fin. Las comunidades sanas son también aquellas con capacidad de disolverse una vez cumplido su propósito. Reconocer que una comunidad ya no es necesaria es tan importante como reconocer que existe una necesidad para su creación. Incluso en el caso de una comunidad temporal, siempre hay aprendizajes y recursos que pueden aportar valor a la cultura empresarial.
Como las comunidades adoptan diferentes formas según su propósito y visión compartida, no existe un enfoque específico para apoyarlas. Sin embargo, de lo que las organizaciones sí pueden beneficiarse es de la presencia de un facilitador que pueda anticipar desafíos o necesidades futuras, proporcionar una estructura para potenciar la toma de decisiones y ofrecer herramientas para impulsar una mayor tracción. Mirar hacia el pasado también es clave: reconocer situaciones en las que las comunidades fracasan debido a problemas internos o gestiones deficientes y aprender de ello puede aportar lecciones cruciales y evitar repetir errores en el futuro.
PALABRAS EN PRÁCTICA #1
Las universidades son un buen ejemplo de cómo una comunidad puede durar incluso más allá de su fin. Nuestro cliente, la universidad número 1 en España consigue un alto número de inscripciones utilizando su red de alumni como herramienta de captación: los fuertes vínculos entre antiguos alumnos ayudan a atraer a futuros estudiantes deseosos de sentirse parte de algo único. Si bien es un enfoque que históricamente han sabido capitalizar las instituciones académicas, actualmente estamos ayudando a muchas corporaciones de diferentes industrias a emularlo.
3. Abordando desafíos potenciales
Las comunidades no siempre están destinadas a morir oficialmente. A veces simplemente se desvanecen y se ignora a los activadores comunitarios hasta que desaparecen. Dado que el efecto “ghosting” es una realidad, es importante entender que las organizaciones podrían no estar preparadas para construir comunidades si no han identificado primero las motivaciones de sus posibles defensores; especialmente en un panorama laboral como el actual, donde conviven hasta cinco generaciones con diferentes mentalidades y motivaciones para la toma de decisiones.
Si hay un reconocimiento de las diferencias pero una visión compartida, las organizaciones pueden superar el desafío intergeneracional y colaborar en el aprendizaje y crecimiento mutuo. Alinear visiones a través de diferentes métodos como la capacitación, los programas de tutoría inversa y el diseño de espacios de trabajo intergeneracionales colaborativos puede ayudar a derribar barreras generacionales y fomentar una cultura laboral basada en la honestidad, la comunicación abierta, el empoderamiento individual y el respeto mutuo–un pegamento poderoso para desarrollar resiliencia y dar forma a la cultura.
PALABRAS EN PRÁCTICA #2
Durante un proyecto en el que apoyamos la creación de comunidad para una de los ayuntamientos más importantes de Suiza, tuvimos que gestionar el rechazo de los mandos intermedios a lo largo del proceso, quienes trataban de imponer su propia agenda, alejada de la causa inicial. Para abordar este desafío, decidimos ofrecerles capacitación para mejorar así su comprensión sobre el proyecto y disminuir sus miedos, particularmente aquellos relacionados con la pérdida de control. Al empoderarlos con nuevas habilidades, ayudamos a cerrar la brecha y fomentar la colaboración.
“La mayoría de las personas sólo se dan cuenta de que tienen una necesidad cuando están en crisis. Las cosas compartidas por las que luchar son siempre el mejor pegamento para la creación de comunidades. Deberíamos preguntarnos si las organizaciones pueden reconocer esa chispa”.
Sebil Gülkanat, Design Manager en Studio Banana
4. Inspirando activación comunitaria
Aunque una comunidad puede ser una poderosa fuente de inspiración para otros, ganar adeptos es un proceso gradual, ya que no todos avanzan al mismo ritmo. Para ello, generar conexiones es crucial: las personas necesitan estar cerca de otras personas con las que puedan identificarse, alguien en quien confíen para cerrar la brecha y sentirse inspirados.
Para las organizaciones, resulta esencial identificar las diferentes velocidades y apoyar a aquellos que estén dispuestos a explorar, sin obligar a otros que aún no están preparados. La activación exitosa depende de procesos bien definidos que intencionalmente también dejen espacio para interacciones espontáneas e imprevistas, manteniendo la autenticidad y eventualmente evolucionando hacia protocolos organizados con una estrategia clara. Y es por eso que una comunidad no puede equipararse a un “proyecto”. Mientras que este último tiene un comienzo y un final, una comunidad no.
PALABRAS EN PRÁCTICA #3
Las metodologías de diseño son un poderoso catalizador para unir a las personas y generar un sentido de pertenencia. La incorporación de cafeterías o áreas sociales a menudo facilita la generación de comunidades más auténticas y sostenibles. Trabajando en un proyecto para un líder mundial en relojería de lujo, involucramos a equipos de varios departamentos que no se conocían entre sí. Al facilitar conversaciones difíciles y ofrecer soluciones a distintas crisis, plantamos la semilla de una comunidad con un propósito compartido dispuesta a impulsar iniciativas. Preparando el escenario, iniciamos un viaje que finalizó con la activación de la comunidad.
5. Cruzando el puente digital: es hora de crear momentos de calidad
Si bien la digitalización puede crear la ilusión de agilidad y crecimiento, no necesariamente fomenta el desarrollo de una comunidad resiliente. El cambio a un mundo totalmente digital durante la pandemia dejó poco espacio para conexiones significativas entre tantas reuniones virtuales interminables. A medida que hacemos la transición hacia una realidad post pandémica más híbrida, se torna prioritario empezar a crear intencionalmente interacciones más genuinas y de calidad -ya sean físicas o virtuales- inculcando un sentido de pertenencia que genere una visión colectiva.
PALABRAS EN PRÁCTICA #4
Las plataformas colaborativas bien diseñadas pueden ayudar a aumentar la conectividad y la colaboración, complementando las interacciones físicas en lugar de reemplazarlas. El equipo de Studio Banana es especialista en cerrar la brecha físico-digital gracias al uso de diversos puntos de contacto que fomentan la activación comunitaria. Desde reuniones grupales entre diferentes oficinas, llamadas virtuales individuales y nuestro encuentro global anual, la infraestructura del estudio genera rituales y dinámicas esenciales que impulsan ese éxito.
6. Midiendo el éxito comunitario
¿Cuál es el valor real de una comunidad? ¿Cómo cuantificar su beneficio? Si las empresas quieren impulsar un cambio duradero, es hora de empezar a medir aspectos cualitativos. Las empresas suelen pasar por alto que la satisfacción de los empleados siguiendo métricas como la felicidad, la motivación y la realización personal son un indicador crucial del éxito de una comunidad. La integración de medidas cuantitativas complementarias, como la productividad, la innovación, las bajas por enfermedad, el crecimiento del conocimiento y la tasa de colaboración interdepartamental, también sería beneficiosa para una visión más completa de los impactos de las comunidades. La retención de empleados es otra medida vital a considerar, ya que una fuerza laboral conectada no solo atrae talento sino que también genera resiliencia. Una comunidad que se apoya mejora el desempeño tanto cuantitativo como cualitativo, y esa unidad es invaluable.
“La pienso como un espacio que puede ser físico o virtual, lo que funcione mejor, pero que necesita un núcleo sólido y una membrana flexible lo suficientemente maleable para adaptarse a diferentes visiones, opiniones y personas… es una metáfora bastante agradable para esta idea de comunidad”.
Fleur Praetorius, Design Strategist en Studio Banana