En esta conversación, entre Tom Savigar, Andy Stoker y Clément Demaurex, exploramos la naturaleza cambiante de las comunidades y culturas de las empresas en remoto, y si este modelo es la nueva norma para las organizaciones de éxito.
The Futurecast: Una mirada al futuro de las empresas en remoto
Insights | 3 mayo, 2022
En 1 minuto:
- Los hábitats de trabajo en remoto se han acelerado y ahora son la norma para muchas organizaciones
- Trabajar fuera de la oficina o de un emplazamiento fijo es alimentar una forma más sana de comunidad y cultura organizativa
- Las nuevas plataformas digitales fomentarán los momentos de creatividad, serendipia e ingenio, al margen de los encuentros de Zoom programados
- La sobrevaloración del trabajo a distancia ha puesto de manifiesto la ausencia de los enriquecedores aspectos sociales y culturales del trabajo
- Potenciar la experiencia de trabajo a distancia dará lugar a un trabajador más liberado y nómada
- Tener un buen aspecto y sonar bien en la pantalla es un elemento fundamental para que la comunidad y la cultura de la empresa se afiancen a futuro
- Las comunidades espontáneas basadas en causas sociales dentro de las empresas crecen mucho más rápido y ejercen más influencia
- La comunidad empresarial contemporánea tiene que capacitar a las personas y dejar que se capaciten a sí mismas
Avance rápido
Bienvenidos a 2022, un año en el que muchas de las novedades que hemos experimentado en los dos últimos años se asientan en una nueva sensación de normalidad. La pandemia ha tenido un efecto generalizado en todos los aspectos de nuestras vidas, sobre todo en la forma en que nos relacionamos con quienes trabajamos. Como comentamos en nuestro primer Futurecast, en un mundo interpandémico trabajar desde cualquier lugar se ha convertido rápidamente en la norma para muchas personas, y otras tantas empresas están transformando sus lugares de trabajo fijos en hábitats de trabajo flexibles.
«La pandemia nos ha obligado a ello, y la mayoría de las empresas tienen que acoger el trabajo en remoto», comienza Andy. «Yo vengo de la industria tecnológica y he acumulado más de 20 años de trabajo en remoto con equipos que rara vez se encuentran en persona, y viven de la telepresencia. Pero para un gran número de empresas, los tiempos se han acelerado, pasando de años de indecisión, a días de acción. Hemos cruzado muchos umbrales al hacerlo y parece que no queremos, o somos incapaces de volver a donde estábamos».
En remoto como norma
Con la generalización del trabajo en remoto en 2020, una nueva generación de «nuevos empleados» ha experimentado algo totalmente diferente a las generaciones anteriores. Miles de personas se han incorporado a organizaciones de todo el mundo sin visitar nunca las oficinas de sus empleadores, ni conocer en persona a otros compañeros.
«Hay una nueva generación de empleados para los que esta experiencia de trabajo en remoto es normal», dice Andy. «He visto a muchas organizaciones reexaminar sus procesos de incorporación para ayudar a las personas a navegar sus primeros 90 días para construir relaciones y tomar conciencia del contexto importante, por ejemplo, y han hecho esfuerzos concretos para que los primeros días sean mucho más intencionales y realmente cuenten.»
«Estoy de acuerdo. Una cosa que he notado es que la gente ahora hace otro tipo de preguntas a sus colegas», añade Clément. «Antes, la gente conocía a los demás preguntándoles ¿En qué trabajas?, pero ahora inician las relaciones profesionales indagando ¿Dónde vives? ¿Cómo te ha ido el encierro y cómo te va el trabajo desde casa? ¿Tienes hijos? Cuéntame más de tu vida. Esto significa un cambio de la experiencia para quien se incorpora, pero también para los colegas que se conocen desde hace tiempo».
Conexiones completas
Lo anterior demuestra que el trabajo en remoto está generando lo contrario de la idea de distancia: ser lejano y poco amigable. Trabajar fuera de un lugar de trabajo o de una ubicación fija, y hacer uso de la tecnología de la información, en realidad está alimentando una forma más sana de comunidad y cultura organizativa.
«En esta nueva normalidad, sentimos la oportunidad de ver a la persona como un todo», dice Clément. «Escuchamos a muchos decir que el confinamiento fue una experiencia comunitaria. ¡Por lo contrario: resaltó las diferencias aún más! Son experiencias completamente diferentes, trabajar desde casa con cuatro niños versus a hacerlo solo, o desde un pequeño piso en el centro de la ciudad versus desde un chalet en los Alpes. Esto hizo que conocerse «en el trabajo y fuera de él» fuera más interesante y necesario».
En muchos sentidos, y cada vez con mayor prevalencia, el concepto de comunidad y cultura de empresa no tiene que ver con las afinidades, sino con compartir las diferencias. ¿Son las personas cada vez más transparentes en cuanto a sus estilos de trabajo y de vida desde la pandemia? ¿Están aprendiendo a ser más empáticos con el contexto y la presencia real de los demás? ¿Son más conscientes de la energía y la mentalidad de los demás para realizar el trabajo?
Banana Hope se ha centrado en la construcción de un silo de grano. Imagen: Nouvelle Planète.
Cohesión virtual
El auge de los hábitats laborales diversos, igualitarios e inclusivos significará seguramente que las organizaciones tendrán que redefinir la función de las comunidades y la cultura de empresa.
«Hay equipos que tienen funciones muy definidas, e individuos que tienen papeles muy específicos, y creo que pueden seguir trabajando en remoto. Puedes enviar a casa a personas que no tienen que trabajar juntas porque están trabajando según un conjunto determinado de reglas», dice Andy. «Pero lo que hemos visto en la mayoría de los casos es que hay bastantes elementos inter funcionales y emocionales que suceden dentro de las empresas que no son necesariamente capturadas y codificadas virtualmente».
«Ahí es donde una dimensión comunitaria del trabajo puede ser realmente útil. Lo que ha quedado al descubierto, al fragmentar las plantillas, son las cosas que normalmente se habrían iniciado durante los descansos de las reuniones, cuando dos personas van a dar un paseo y luego vuelven a la reunión habiendo charlado sobre una idea», dice Andy.
De hecho, es sabido que los verdaderos avances se producen a menudo en los momentos intermedios del trabajo, y esto es lo que las comunidades y culturas empresariales virtuales tienen que intentar captar. ¿Favorecerán las nuevas plataformas digitales los momentos de creatividad, serendipia e ingenio, al margen de los encuentros diarios por Zoom?
Humanidad reforzada
La virtualidad forzosa de los últimos dos años ha hecho que las semanas laborales de muchos estén demasiado calendarizadas, lo que ha puesto de manifiesto la ausencia de los enriquecedores aspectos sociales y culturales del trabajo.
«Una comunidad es un conjunto de seres humanos. Significa hacer algo juntos que no está necesariamente escrito o prescrito, sino algo más creativo que traspasa umbrales y límites», añade Andy. «Hay que hacer un esfuerzo consciente para recrear eso en un entorno virtual».
«Tenemos una muy buena oportunidad para hacer explícitos estos comportamientos implícitos, para hacer visible lo invisible», dice Clément. «Muchos de nosotros nos hemos dado cuenta de que muchas reuniones físicas a las que solíamos asistir eran improductivas y poco atractivas. Solamente había una persona que hablaba y otras que escribían correos electrónicos mientras tanto o actuaban ausentes».
«Puedo imaginar herramientas de comunidad digital para facilitar y hacer participar mejor a las personas en una reunión. Esto puede ayudar a crear comunidad, facilitar la inclusión, el compromiso, la diversidad y la capacidad de respuesta», añade Clément. «Se pueden ver los datos sobre la experiencia de una reunión en tiempo real y se puede ajustar el formato o el contenido durante esa reunión para mejorar la comunidad y la experiencia cultural».
Culturas liberadas
¿Podría esta enriquecedora experiencia de trabajo a distancia estar dando lugar a un trabajador más liberado y nómada?
«He visto un cambio en la relación de poder entre el empleador y el empleado», dice Andy. «Hay un cambio de poder en juego y creo que, con mayor frecuencia, son los candidatos los que entrevistan a las empresas. ¿Está la empresa orientada al trabajo remoto? ¿Se me escucha como persona? ¿Se requiere todo lo que soy o solamente mis capacidades? Pienso que esto se entrelaza con muchas otras consideraciones, como ¿Cuáles son las credenciales medioambientales de la empresa? ¿Cuál es el objetivo del negocio?, ¿está este alineado con mis valores?».
Los nuevos candidatos son cada vez más exigentes con la empresa para la que trabajan, y esta mentalidad se refleja, aunque en menor medida, en las personas que ya son parte de las organizaciones. «Pero opino que es contagioso. Hemos cruzado una serie de umbrales y considero que la relación con las culturas corporativas ha cambiado», señala Andy. «No todo el mundo, ni todos los sectores, pero opino que la gente está menos dispuesta a dejar sus valores al margen y ser tratada únicamente como un empleado más, un número anónimo».
La virtualidad de la marca
¿Qué le depara el futuro a la marca corporativa cuando las organizaciones se orientan cada vez más al trabajo en remoto? ¿Seguirá siendo la marca la clave para garantizar una experiencia cultural empresarial coherente?
«He visto que algunas empresas piden que sus logotipos y eslóganes aparezcan en los fondos de llamadas por Teams o Zoom, y que algunas personas siguen incorporando elementos de la marca de la empresa en su vestimenta, pero la sensación es diferente comparado con un entorno de oficina con marca», dice Clément.
«Pero poner logotipos en la pared de casa no va a fomentar comunidad o cultura de empresa», comenta Andy. «Es más importante emular lo que ocurría en los entornos de oficina bien diseñados y con marca. La introducción de mecanismos de comportamiento, de forma remota, es valioso para que las personas puedan trabajar y conectarse de manera más efectiva lejos de la oficina. He visto empresas que envían regalos a los equipos para que los entornos de trabajo desde casa se sientan mejor conectados con la marca».
«Pero, aparte de las tazas con logo y las alfombrillas para el ratón, una buena iluminación y una buena cámara son más relevantes para la gente cuando trabaja en remoto», dice Andy. «Las empresas invertirán para asegurarse de que sus equipos remotos tengan la imagen más brillante y clara y la mejor calidad de sonido cuando participen en reuniones virtuales. Algunos negocios ya saben que verse y sonar bien a través de la pantalla puede ser un elemento muy importante para una comunidad y cultura corporativa competitiva en el futuro inmediato.»
Grandes movimientos
Otra barrera que muchas personas han superado es el de ser capaces de encontrar, alinear y agruparse en torno a una causa que les apasione. «La sostenibilidad y la diversidad son buenos ejemplos de ello», comenta Andy. «Dentro de cualquier empresa, habrá un grupo de personas que se inspire en estos temas y quiera hacer algo al respecto. Pero ahora hemos visto una explosión de participación porque se han reducido las barreras para unirse en favor de estas causas».
«Los grupos de individuos están cada vez más capacitados para hacer algo significativo de forma transversal y ahora somos más los que podemos participar, escuchar e intercambiar ideas», añade Clément. «La facilidad para hacerlo existe ya, y además la grabación de los eventos significa que podemos acceder y compartir grandes ideas y puntos de vista con mucha más facilidad».
De hecho, las comunidades espontáneas basadas en causas dentro de las organizaciones están creciendo mucho más rápido y ejerciendo más influencia que antes, dice Andy. «El poder y la influencia blandas están teniendo un mayor impacto hoy en día. Las comunidades empresariales pueden aprender mucho de los parlamentos Sami. No tienen presupuestos ni poder, pero lo que sí tienen es una enorme influencia porque representan a las comunidades indígenas de una manera muy poderosa. Puede haber un gran aprendizaje transversal y creación de valor añadido adoptando este tipo de pensamiento empoderado».
Curate, don’t control
Una comunidad empresarial contemporánea necesita capacitar a las personas y dejar que se capaciten a sí mismas. Esto supone una importante oportunidad para conciliar lo importante para el crecimiento de una empresa, así como lo importante para el crecimiento de las personas. Una comunidad puede vincular estas dos dinámicas, pero solo si es de manera empoderadora.
«He visto que la gente habla de comunidad como una herramienta de crecimiento para la empresa, y quieren mantener el control sobre ello. Entonces, ¿sabes qué? Hay algo que no funciona», dice Clément. «Me recuerda a algo que escribió John Kotter cuando habló del sistema operativo dual. Se debe mantener un sistema corporativo lineal en funcionamiento, mientras a la vez se alimenta un sistema humano/orgánico dinámico para prosperar. Creo que esto es muy emocionante».
«Las comunidades empresariales exitosas ayudarán a la gente a dar sentido a lo que ocurre y a tener clara la misión de la empresa», añade Clément. «¿Qué podemos hacer juntos para que la gente se vincule personalmente a esa misión? Hay que permitir que la gente cree su propia comunidad. Como un jardinero, cuidas la tierra y dejas que las plantas crezcan».
Hay mucho que esperar del cambio de las comunidades y culturas de empresa y Studio Banana experimenta constantemente con estas nuevas realidades. He aquí algunas ideas para inspirar nuestra próxima conversación:
– ¿Cómo podría su organización fomentar una comunidad y cultura organizativa más sana y empoderadora, independientemente de dónde se ubiquen sus equipos?
– ¿Cómo realizar y fomentar aspectos sociales y culturales enriquecedores del trabajo que a menudo son invisibles en el día a día?
– ¿Cómo invertir en momentos comunitarios espontáneos basados en una causa que empodere a su gente?
Para saber más sobre el futuro del diseño filantrópico, mira estos proyectos de Studio Banana:
– Una mirada al futuro del diseño filantrópico
– Una mirada al futuro de los espacios centrados en el propósito.
– Una mirada al futuro del cambio.